La Escuela de Familias de Torremolinos que organiza Hogar Abierto con la colaboración del Área de Participación del Ayuntamiento de la ciudad, junto con el Equipo de Orientación Educativa, modifica el tema de la próxima sesión formativa dedicada a “Atención a los problemas de conducta: Acciones prácticas” para el mes de marzo, dedicándose en esta ocasión la sesión a “Bullying y Ciberbullying: Señales de detección y atención a las consecuencias”.
Esta sesión se realizará el 16 de febrero de 2022 en la Sala de Cine del Centro Cultural Picasso, en Torremolinos.
Desde la pandemia sanitaria del COVID-19, se ha detectado que en progenitores se ha bajado drásticamente la percepción de riesgo que suponen potencialmente la utilización sin supervisión de las nuevas tecnologías por parte de menores. La época de confinamiento obligatorio modificó esta percepción dado que era necesaria su utilización para prácticamente todas las áreas de la vida cotidiana en esa época, tanto para tareas escolares, contacto con iguales y sobre todo como herramienta para ocio y para combatir el aburrimiento. Sin embargo, los confinamientos obligatorios desaparecieron para la población general, pero el uso de las nuevas tecnologías continua con la misma intensidad.
La extorsión o acoso a través de las redes sociales es una herramienta permanente de dañar a una persona, pero es sólo algunos de los riesgos que trae implícita cuando se utilizan de una manera inapropiada.
Cabe hacer una reflexión sobre quién es el responsable último de este tipo de situaciones ¿el niño o niña que realiza esta acción? ¿los progenitores que están ajenos a esto y que no supervisan el uso de las nuevas tecnologías? ¿La sociedad que estamos construyendo? Sea como sea, independientemente de sobre quién recaiga esa responsabilidad, una vez que ocurre, las consecuencias van a aparecer. Pero hay que tener en cuenta que no sólo para las víctimas, que se llevan la peor parte. También para los “espectadores” que poco a poco irán interiorizando una distancia emocional hacia el dolor ajeno y una falta de empatía que impedirá involucrarse con los demás. También hay consecuencias para las personas que agreden, además de las legales -para agresor/a y sus progenitores- pero mucho más duraderas las psicológicas en cuanto a desarrollo de la personalidad y trato a los demás, donde la violencia es una opción adecuada de relacionarse y exigir que se cumpla su voluntad.
Se hace fundamental trabajar en la sensibilización y psicoeducación de menores y progenitores en estos ámbitos, de modo que se facilite asumir la responsabilidad moral de los actos, lo que realmente reducirá el problema, no únicamente a través de las medidas de sanción -también necesarias en casos de agresión- aunque insuficientes por si solas.